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De Valle Gran Rey, notaria a la primera y con solo 24 años

Tiene 24 años y se acaba de convertir en una de las notarias más jóvenes de toda España.  Para Alba Aula Méndez, una joven graduada en Derecho y procedente del municipio gomero de Valle Gran Rey, los últimos dos años, cinco meses y nueve días no han sido nada fáciles. Un sinfín de horas delante de códigos legales, sacrificando mucho tiempo de disfrute con familiares y amigos, pero con el objetivo de alcanzar su sueño. A pesar de todo, lo tiene claro: “Ha merecido la pena”. Así lo afirma la joven en una entrevista concedida a DIARIO DE AVISOS.

Cuando cursaba los estudios de Bachillerato decidió formarse en Derecho, señala, aunque en ese momento aún no había concretado su rumbo profesional. Con apenas 17 años inicio el Grado en la Universidad de La Laguna. Cuatro años más tarde finalizó la formación superior, obteniendo un Premio Extraordinario y logrando terminar cada curso en su año correspondiente. “Tuve una muy buena experiencia en la Universidad, alcancé una buena base en la formación; hay grandes profesionales”, precisa. De esos años de carrera destaca que las asignaturas que le apasionaban eran el Derecho Civil, Mercantil y Fiscal, y esa predilección marcó que, una vez finalizado el grado, tuviera claro que su objetivo era opositar a notarías. Además, cuenta que las prácticas realizadas el último curso en la notaría de Alfonso de la Fuente le sirvieron para conocer de cerca la labor del notario y terminar por decantarse hacia esta profesión.

Una vez tomada la decisión Alba conoció al que fue su preparador, el notario de Adeje José Yeray Molinillo Suárez. Sin duda, formaron un buen equipo desde el inicio, ya que en menos de dos años y medio la canaria ha conseguido aprobar a la primera los exámenes y obtener una de las 85 plazas existentes, con una de las puntuaciones más altas de todo el proceso, al que se apuntaron 841 aspirantes, quedando la primera en las calificaciones de su Tribunal de oposición. La relación entre el preparador y el opositor, al menos en este ámbito, es muy particular, puesto que prácticamente se convierte en un mentor que, de forma altruista -no cobra por ello- prepara a una persona para hacer frente al examen, como así hizo en su momento otro notario con él. Sobre el secreto de esta labor, José Yeray destaca que no solo es importante conocer la formación, el temario y la materia, sino también tener un poco de psicología y adaptarse a cada uno de los aspirantes, ya que cada persona es diferente y necesita unas condiciones distintas. “Tenemos que saber cuándo ser exigente y cuándo dar tranquilidad”, apostilla. En cuanto a su relación con Alba en estos dos últimos años, se siente orgulloso de su trayectoria y de la implicación de la joven. “Ha sido un visto y no visto, ha conseguido aprobar muy rápido porque estaba muy implicada; incluso a veces ella era más exigente consigo misma que yo”, narra. Durante el tiempo que duró la preparación, ambos se veían una vez por semana, dos o tres horas, cuando ponían en común las dudas, los planteamientos y las indicaciones de estudio oportunas para el resto de la semana. La cita era obligada.

Para la recién estrenada notaria, la rutina en estos casi 30 meses ha sido prácticamente sagrada. “Empezaba a estudiar a las seis y media, y hasta las dos de la tarde; de dos a cuatro hacía un parón para preparar la comida, almorzaba y aprovechaba para desconectar viendo la serie de televisión Friends, que me ha servido un poco como vía de escape”, cuenta la joven entre risas. “A las cuatro me ponía a estudiar de nuevo hasta las nueve o las diez de la noche y, cuando empezaron los exámenes, hasta más tarde. Apenas dormía”. Como anécdota detalla que no cogió casi días de descanso. “Durante las últimas Navidades estuve lejos de mi familia, en Madrid, para preparar la última fase del examen. Creía que solo así conseguiría estar cien por cien concentrada en mi objetivo”, añade. Pese a los sacrificios, sostiene que no se arrepiente de su plena dedicación. “No he sentido que me perdiera nada y, además, la recompensa, convertirme en notario, ha sido tan grande que me siento feliz de haber tomado aquellas decisiones”, asevera.

La joven también tiene palabras de agradecimiento para los notarios David Hurtado y Juan Pérez de la Blanca, quienes apoyaron su formación, sobre todo con vistas a la prueba final. En ese recuerdo no puede faltar su familia, ya que Alba es consciente de que sin su apoyo no hubiera sido posible sacar adelante la oposición. “La familia y los amigos se convierten en un pilar fundamental. Sin el soporte económico de tu familia no podrías dedicarte plenamente a estudiar más de 12 horas diarias, pues no hay becas para esta formación, y también es necesario su apoyo psicológico”, precisa. Esta es una de las oposiciones más duras del Estado, con cuatro exámenes eliminatorios, para los que se deben memorizar 348 temas, desarrollando dos exámenes orales, un dictamen jurídico y una prueba escrita. “La memoria es importante, pero solo con ella no logras aprobar”, coinciden la notaria y su preparador. Lo habitual es presentarse a la prueba en varias ocasiones y no aprobar a la primera. De hecho, para conseguir una plaza, la media supera los cinco años. “A los compañeros que están opositando solo podemos alentarles a continuar. El camino es largo, pero deben seguir luchando por su sueño”, explica.

Sobre si recomienda pasar por este periplo a otros jóvenes, lo tiene claro. “Sí, pero solo a aquellos que tengan muy meditada la decisión”. Para ella, el secreto a la hora de superar con éxito el examen se basa en ser constante, responsable y tener una gran capacidad de sacrificio. “Es una oposición en la que el nivel de exigencia es acorde con la labor jurídica y social que desarrollará el notario, los cuales son profesionales altamente cualificados”, confiesa.

Tras pasar por estos años, de los que pese a la dureza guarda un grato recuerdo, ahora comienza una nueva vida. Una vez que elija la plaza, antes de finales de año ya estará ejerciendo en ella, convirtiéndose así en una de las profesionales más jóvenes de este sector. Para contrarrestar esa falta de experiencia, las ganas de seguir aprendiendo y la ilusión marcarán, sin duda, ese nuevo camino que va a recorrer.

Fuente: Diario de Avisos

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